Actuar como sí…

Si observamos con detenimiento el grado, el porcentaje, de positivo o negativo que tienen nuestras frases y expresiones, tal vez nos llevemos una sorpresa. Incluso si no acostumbramos a perdernos en estados negativos, es fácil caer en juicios sobre sí mismo con contenidos como: “Estoy cansado de….”, “No creo que vaya a ser capaz de…”, “Esto o aquello es superior a mis fuerzas…”, “Hoy tengo un mal día para…”, “Nunca seré capaz de….”. Muchas veces nosotros mismos somos los principales obstáculos para hacer realidad nuestros propios proyectos y aspiraciones. Nuestro cerebro es muy obediente, y escucha todas nuestras consignas con la intención de cumplirlas a la menor ocasión. Sabiendo esto podemos servirnos de la lealtad de nuestro cerebro para cambiar nuestras actitudes, y ampliar nuestras limitaciones.

Actuar “como sí” es un intento por considerar como sería, si este pequeño o gran problema que no se resolver, ya lo tengo resuelto, o no es un problema. Se trata de que a pesar de que un asunto no sepas como afrontarlo, como solucionarlo, te comportes “como sí” pudieras hacerlo. Si sientes depresión, intenta comportarte “como sí” no la sintieras, aunque la sientas. Si estas en estado de agitación comportarte “como sí” estuvieras en paz, aunque no lo estés. Si estas triste, comportarte “como sí” estás en un estado de alegría, aunque no la puedas expresar. Empieza como un juego de imitación y acaba convirtiéndose en realidad.

Actuar “como sí”, es una forma de enfrentar un estado indeseado con otro deseado. Se trata de crear un nuevo estado autogenerado, apoyándonos en la forma de comportamiento del estado que queremos crear. Al principio puede ser una mera ficción, pero va cogiendo profundidad a medida que se práctica y lo que empezó como un juego, puede convertirse en un hábito. Si hemos llegado a estar deprimidos es porque hicimos en su día algo parecido, en una dirección equivocada.

Pero hay que hacer una buena actuación para convencer no solo a nuestro propio cerebro, sino también al de los demás, porque los cerebros se transmiten información entre ellos y también captan el lenguaje corporal. Si estas en un estado depresivo y tratas de actuar “como sí” no tuvieras depresión, debes saber responder a quién te pregunte por como estás, tal vez una persona cercana a la que tienes preocupada, y debes ser capaz de responder “como sí” no tuvieras depresión. No se trata de mentir, solo de expresar el estado “como sí”. Por otra parte dejar de quejarse, a sí mismo y ante los demás, ya de por sí supone superar una buena parte de la depresión.

Actuar “como sí” no precisa de ningún manual, solo hace falta tener la valentía de mantener un estado y convencerse de que se puede provocar, aunque sea de forma experimental.

Actuar “como si”, es superior a dirigir la energía, porque es crear la experiencia misma. Al principio la fuerza de la experiencia “como si” es débil, pero cuando se persiste en mantener esa actitud, la experiencia crece progresivamente en intensidad y convierte el estado perseguido en real y tangible.