El poder curativo del amor

Nuestra naturaleza es amar, y es a través de la práctica del amor como se logra vivir en un estado de auténtica paz y armonía. Pero amar a veces se olvida, y sin amor es fácil caer en la negatividad, que es la antítesis del amor. En los estados depresivos se produce un bloqueo de la capacidad de amar que acrecienta la dureza y soledad de esos mundos de sufrimiento, que podrían desaparecer como por arte de magia ante la sola presencia del amor, ante la “magia del amor”.

El verdadero amor es impersonal, aunque se dirija hacia alguna persona, y debe estar basado en la aceptación y el respeto tanto a sí mismo como a los demás, a los que no tenemos ningún derecho a intentar cambiar.

En estos tiempos de enfermedad y desordenes emocionales y mentales, es cuando mas puede hacerse valer el poder curativo del amor, cuyas propiedades deberían disfrutarse de forma natural. Entre las cualidades curativas mas destacables del amor podemos citar:

- Es un remedio excepcional para disponer de un buen equilibrio emocional y mental. Es el mejor antidepresivo que existe.

- Elimina la autoconmiseración y la queja.

- Favorece la comprensión en vez de la búsqueda de respuestas en el sufrimiento.

- Cultiva la alegría y la irradia con generosidad.

- Acrecienta el sentido del humor.

- Evita dañar a los demás.

- Permite perdonar a los demás y a sí mismo, sin exigir nada a cambio.

- Concede la voluntad en la acción.

- Hace cesar el odio. El amor y el odio son incompatibles.

- Tiende hacia el pensamiento positivo, a pensar bien.

- Otorga el don de la confianza.

- ransforma el deseo personal en proyección impersonal.

- Facilita la aceptación sin juzgar.

- Libera del temor. Donde hay amor no hay temor.

- Desarrolla la capacidad de servir y valorar la vida grupal.

- No deja tiempo para la soledad, porque desvela la unidad básica de toda creación.

- El amor es espiritual, e impulsa el camino hacia el alma y la evolución sin límites.

Practicar el amor está al alcance de cualquier persona, que guarda en su instinto natural la cualidad de amar, y solo se precisa creer que el amor es posible para reactivar su energía liberadora.

Amar no es una idea ni una teoría, es acción, un hecho, una realidad que sucede cuando se vive. No tiene trucos ni técnicas, solo precisa de un cierto sentido común y de proporción, y de no tomarse muy en serio a sí mismo. Amar se aprende intentando amar, creyendo que puede lograrse, y persistiendo en ese intento, sin exigir logros inmediatos ni recompensas, con la certeza de que a su debido tiempo el amor se abrirá paso ante cualquier dificultad.

Nada puede resistir a las constantes presiones del amor y de la armonía, cuando se las aplica durante un tiempo suficientemente prolongado.

Se recoge a continuación el apartado 7,2.- del libro de “la Senda de la Alegría Interior”, disponible en esta web, que orienta hacia el verdadero amor: “el amor del alma”.

7.2.- El amor del alma

El amor es un tema que no se agota por muchos libros que se escriban. El significado del amor puede también ser muy variado y entenderse de formas muy distintas. Existen distintos niveles y frecuencias en las que puede expresarse el amor. A lo que estamos mas habituados es al amor que abarca la personalidad, en una escala que va desde el amor egoísta que gira siempre entorno a sí mismo, pasando por el amor a la familia, a los amigos y allegados, al propio país; para llegar a amar al medio ambiente y a la humanidad. Es en ese punto donde se encuentra con una nueva dimensión del amor: el amor del alma, con la conciencia enfocada en el amor grupal, y las puertas abiertas hacia el amor universal.

Nacemos dotados para amar, y sólo las duras condiciones en las que se desarrolla, hoy por hoy, la vida en este planeta, nos pueden desviar de nuestra verdadera naturaleza. Nuestra capacidad de amar es infinita, y nuestro corazón interno puede expandirse sin límites. Cuando introduces en tu vida una nueva persona a la que amar, aumenta también la capacidad de amar a los que amabas antes.

El amor es el mejor preventivo para evitar la rigidez y la cristalización de emociones y pensamientos. Nos permite mantener una actitud abierta hacia lo nuevo, con la esperanza y confianza suficiente para adaptarnos a las circunstancias y facilitar el cambio de los viejos hábitos.

Los prejuicios, que como su nombre indica son juicios predeterminados, son una pared que nos separa del don del amar. Sin una mente abierta es muy difícil que el amor se abra camino. Si lo sabemos todo, si no hay nada que cambiar en nuestras vidas, la evolución se detiene, y se bloquean los canales por los que circula la energía del amor.

El odio es sin duda el mayor obstáculo para poder ser feliz. Es corrosivo y tóxico, y sólo conduce a la amargura. No hay ninguna justificación posible para odiar, y es la acción mas irresponsable que podemos cometer. Odiar es una forma de dañar a los demás, pero sobre todo de dañarse a uno mismo, es autodestructivo y profundamente masoquista, y nunca consigue nada positivo. El odio no cesa por el odio, cesa por el amor. En el amor radica el remedio al mayor cáncer emocional y mental que podemos padecer.

El amor se ciega también cuando predomina el deseo. No hay cabida para el amor cuando el deseo dirige las decisiones y la motivación. El deseo siempre va acompañado de espejismo, por eso cuando el amor entre personas está basado en el deseo es pura fantasía que esta abocada a un final decepcionante, porque la decepción es la sombra que persigue al deseo y garantiza un desenlace lleno de infelicidad. El verdadero amor disipa el deseo como por arte de magia y crea una barrera de protección contra las expectativas que no viven en el momento presente.

Manifestar bondad y amor a los demás y al resto de los seres de la creación es una ayuda curativa muy efectiva para todo tipo de males. Muchas enfermedades tienen su origen en los desequilibrios del cuerpo emocional y en formas de pensar negativas. El amor es un remedio excepcional para disponer de un buen equilibrio emocional y mental. El mejor consejo que se puede dar a una persona es que abandone cualquier pensamiento que no sea amoroso, deseche toda crítica negativa y aprenda a amar a todos los seres, intentando que sea algo real y no sólo buenas intenciones.

El amor altruista desarrolla la alegría de compartir la vida con la de los que nos rodean y contribuir a su felicidad. Se trata de amarlos como son, sin intentar cambiarlos, respetando su vida, su karma, su destino, sus decisiones. Amar así abre las puertas al alma de uno mismo y tiende a abrir la de los demás, porque el amor verdadero es una cualidad del alma y no de la personalidad. El amor no es un sentimiento o una emoción, tampoco un deseo o móvil egoísta para actuar correctamente en la vida diaria. Amar es armonizarse con la energía que conduce hacia la unidad e integración con nuestra auténtica naturaleza, que muy poco tiene que ver con la actividad personal limitada por su reducida visión de la realidad.

Muy próximo al amor esta el concepto de compasión. La compasión es la capacidad de sentirnos cerca del dolor de los demás y tratar de aliviar su sufrimiento.

La compasión expresada desde la personalidad, es deseo, es emocional, y es fácil que pueda ser interpretada como una proyección del otro en tu intimidad, como una actitud prepotente de alguien que no está en tu situación, y difícilmente puede comprender tu sufrimiento. La compasión expresada desde el alma, es amor al otro, irradia paz y armonía, transmite calma y solidaridad, y ofrece ayuda sin pedir nada a cambio. No se expresa como deseo, se irradia, busca llegar al corazón de los demás y compartir la alegría interior.

Cuando se crea compasión, se genera una energía dirigida a los demás, cargada de la intención de liberarlos de su sufrimiento y de que alcancen la felicidad. La compasión es una forma de comprender al otro, de conocer el estado emocional que le aprisiona, de mostrar nuestra empatía y de expresarle nuestra solidaridad y la seguridad de que nuestro amor está disponible y se puede traducir en cualquier ayuda que se precise. A su vez la compasión nos ayuda a salir del egocentrismo y a desarrollar el altruismo, con lo que aumenta nuestra capacidad de amar, y nos afianza en un nuevo eslabón del camino del amor.

La compasión es una forma natural de tratar de reducir el dolor de los demás, cuando hemos sido capaces de transmutar nuestro propio dolor en amor. A nadie se le puede explicar como transmutar el dolor en amor, porque es algo que cada cual debe descubrir por sí mismo, pero a través de la compasión se puede transmitir un mensaje invisible, que puede calar en el corazón del otro y despertar su propia alegría interior.

Cuando se llega a amar a todos los seres, y se deja a un lado el amor a sí mismo, la evolución se abre camino con extraordinaria facilidad. Cuando no es importante el dolor propio, y se pone como propósito prioritario atender las necesidades de los demás y servir sin exigir servicio, la energía del amor irradia por todo el ser y se expande al mundo convirtiéndonos en un foco de esperanza y armonía, en lugar de ser un foco de sufrimiento y amargura. Los corazones que aman son luces que despejan la oscuridad y dejan ver la belleza que se oculta por todas partes, porque el amor subyace en todo lo que ocurre en esta época.

Resulta paradójico comprobar que cuanto menos se persigue la felicidad mas fácil se consigue, y que experimentar el amor es mucho mas sencillo de lo se cree: sólo se precisa ponerlo en práctica. El amor es una fuerza activa que se convierte en amor sólo cuando está en acción. El amor es en realidad sabiduría comprensiva en expresión activa.

Cada instante es un momento ideal para amar. El amor es la principal fuerza liberadora de la vida, y el mejor remedio para salvar nuestro alocado mundo. Todos necesitamos amor y comprensión, y necesitamos que sea una realidad en nuestras vidas, mas allá de las bellas palabras que tanto se escriben sobre el amor. Necesitamos experimentar el amor, porque así todo lo demás encuentra su sentido y su lugar.

El corazón crece cuando ama y el amor crece cada vez que lo compartimos. La aspiración mas espiritual a la que podemos acceder es ser simplemente un canal de luz y amor que se olvida de sí mismo.

Mucha gente se pregunta que hay que hacer para amar, pero el amor no es el fruto de una acción concreta. Una sana reflexión sobre una frase pronunciada hace mas de mil quinientos años, nos puede traer mucha inspiración y comprensión: “Ama y haz lo que quieras. Si callas, callarás con amor; si gritas, gritarás con amor; si corriges, corregirás con amor; si perdonas, perdonaras con amor”. Agustín de Hipona (354-430).Filósofo y Padre de la Iglesia Latina.